En todo el mundo, cerca de 811 millones de personas no tienen acceso a suficientes alimentos. Los datos son del Programa Mundial de Alimentos y no dejan lugar a dudas: el hambre y la desnutrición son un problema generalizado, y es necesario un cambio profundo en el sistema alimentario y agrícola para combatirlo. Este cambio implica la sostenibilidad alimentaria y depende de todos. ¿Pero qué significa exactamente este concepto? ¿Y qué papel deben tomar las empresas? ¿Cuáles deberían ser las prioridades de las compañías que operan en este sector?
¿Qué es la sostenibilidad alimentaria y por qué es importante?
El término sostenibilidad alimentaria se refiere a la capacidad de producir alimentos de manera suficientemente eficiente para alimentar a la población humana, con un impacto neutral en el medio ambiente. Se puede aplicar a nivel global, nacional o incluso individual.
Según la revista The Economist, Suecia es el país más sostenible en términos de alimentación. Esto se debe a su excelente aprovechamiento del agua y de los alimentos, el uso de prácticas agrícolas avanzadas y a los altos niveles nutricionales de la población. A nivel corporativo, son los procesos de producción, los equipamientos y tecnologías utilizados y la formación del personal los que determinan el nivel de sostenibilidad alimentaria.
En 2017, Kraft Heinz se convirtió en una de las primeras compañías alimentarias en establecer objetivos concretos en este campo. Entre sus principales medidas estaba la transición a huevos 100% cage-free (producidos fuera de jaulas) hasta 2025 y límites de calorías, grasas saturadas, sodio y azúcar. Ese mismo año, otra empresa referente en el sector, Hershey, fue pionera en introducir códigos QR en todos los envases de sus distintas marcas, para que los consumidores pudieran acceder a la información nutricional detallada de cada producto.
Estos son apenas dos ejemplos de un movimiento universal hacia la sostenibilidad. Y no son solo los gigantes de la industria los que toman medidas. Cada vez más empresas de todos los tamaños están respondiendo a las demandas de los consumidores para mayor transparencia, control y supervisión por parte de las empresas.
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¿Cómo contribuir a la sostenibilidad alimentaria?
Desde la elección de proveedores hasta las soluciones de envasado, promover la sostenibilidad alimentaria está en manos de las empresas. Estas son 5 medidas prácticas que puedes comenzar a implementar.
1. Reducir el desperdicio de alimentos
Alrededor de un tercio de los alimentos producidos se pierde a lo largo de la cadena alimentaria. Estas pérdidas pueden ocurrir en cualquier etapa del proceso, desde la cosecha hasta el consumo. A nivel empresarial, es importante medir el desperdicio de alimentos para identificar sus causas. Reducir el desperdicio de alimentos es un proceso continuo que implica la creación de nuevos métodos de trabajo, la actualización de equipamientos y la formación de los empleados. Estas iniciativas resultan imprescindibles para evitar excesos de producción y pérdidas a lo largo del proceso productivo.work standards
2. Optar por el abastecimiento local y orgánico
En las empresas, los procesos de abastecimiento son decisivos para la sostenibilidad alimentaria. Optar por proveedores locales, ingredientes orgánicos y partners con prácticas agrícolas sostenibles son algunas de las iniciativas de mayor impacto.
De esta manera, las empresas apoyan el desarrollo local, reducen las emisiones relacionadas con el transporte, aseguran ingredientes más frescos con menor consumo energía en la conservación e incluso obtienen un mayor control sobre las prácticas de sus proveedores.
3. Revisar el envasado
El packaging es otro componente importante de la sostenibilidad alimentaria. Cerca del 79 % de todo el plástico producido se acumula en océanos, ríos, lagos y vertederos, y solo el 9 % se recicla. Las empresas más sostenibles apuestan por envases reciclables, compostables, más ligeros y cada vez más reutilizables. Y eligen nuevos materiales como el vidrio, el bambú o incluso las setas, como hizo recientemente el grupo IKEA, en sustitución del plástico.
4. Ahorrar agua y energía
Existen numerosas buenas prácticas para aplicar en los procesos industriales que contribuyen al ahorro de agua y energía. En cualquier caso, el primer paso es siempre medir el estado actual. Establece cifras fiables para el consumo de estos recursos y haz un seguimiento regular de los datos.
El lavado de utensilios y herramientas es uno de los procesos que más agua y energía consume en cualquier empresa. Apostar por máquinas de lavado para cajas, utensilios y contenedores se traduce en un ahorro directo frente a los electrodomésticos tradicionales.
En Somengil diseñamos nuestras máquinas pensando en la reducción de la huella ecológica, la eficiencia económica de nuestros equipamientos y el bienestar del operador de la máquina. Nuestras máquinas utilizan apenas 7 litros de agua por ciclo, es decir, un 70% menos de agua que el lavado automático tradicional.
Ofrecer formación a los empleados para que consigan resolver problemas simples, informen sobre fugas, y mantengan limpio y seco el espacio alrededor de las máquinas es fundamental. Pero también es importante llevar a cabo una correcta manutención de las máquinas para prolongar su vida útil y garantizar su eficiencia.
5. Combatir las enfermedades transmitidas por los alimentos
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